Sunday, October 25, 2009

LA HEGEMONÍA DE LO CONVERSACIONAL, de José Carlos Yrigoyen

No tengo la más mínima duda de que la poesía peruana es, junto a la mexicana, la de mayor importancia en el imaginario poético hispanoamericano. Tampoco me embarga saber que esta tradición atraviesa desde mediados de los años setenta una caída libre en cuanto a calidad, sin que ello signifique dejar de saludar y reconocer a los que han sabido forjar un “yo poético”.

En LA HEGEMONÍA DE LO CONVERSACIONAL, del poeta y escritor José Carlos Yrigoyen (Lima, 1976), se nos brinda un breve pero contundente ensayo del lazo que comparten muchos de los últimos poetas peruanos (1998 – 2008): la preeminencia, voluntaria e involuntaria, del estilo conversacional, o del “británico modo”.
Como nada nace de la nada, Yrigoyen nos detalla cómo este estilo ingresó “oficialmente” a Perú, contándonos la relación que a lo largo del tiempo los poetas han tenido con esta vertiente fruto de las fervientes lecturas de T. S. Eliot.
Basta leer los poemarios para corroborar la fuerza del estilo conversacional. Lo que el autor propone es una especulación que yace en una global lectura responsable, centrada en mediados del ochenta, de la que destacan las voces de Roger Santiváñez y Domingo de Ramos, como aquellas de la década siguiente: Victoria Guerrero, Miguel Ildefonso, Lorenzo Helguero, Roxana Crisólogo y Montserrat Álvarez. Todos ellos han brindado lo mejor, o más interesante, de su poética cada vez que se han acercado a esta “lírica forma de narrar”.
A partir de la muestra Piedra/Sangre, colección de quince poemarios, del que únicamente refulge DIARIO DE NAVEGACIÓN de Diego Lazarte, se nos brinda un panorama, no solo suscrito a este plausible proyecto editorial, de lo que es la novísima poesía peruana, describiendo sus virtudes y taras, guiándonos por los senderos que nos llevan al legado “conversacional” del gran Rodolfo Hinostroza. En este sentido, se reconocen los aportes de Manuel Fernández, Jerónimo Pimentel, Miguel Ángel Sanz Chung, Paul Guillén, Andrea Cabel y Romy Sordómez, que en ningún momento son catalogados de “conversacionales totales”, sino que al igual que sus pares de lustros precedentes, han sabido licuar el latente respiro del “británico modo”.
Como todo libro, este no está libre de reparos. No voy a ser vocero de los mediocres que reclaman una mención, valiéndose de risibles discursos que denotan la no-lectura del libro. Este escritor, periodista, blogger, editor de extraordinarias publicaciones, reseñista de libros que le gustan y lesionado jugador de basketball, solo reclama por la ausencia de José Miguel Herbozo, tanto en el ensayo como en la colección P/S.
Podemos estar o no de acuerdo con los puntos de vista de Yrigoyen; pero más allá de nuestros pareceres, es importante señalar que en LA HEGEMONÍA DE LO CONVERSACIONAL es notorio el destierro de la lambisconería, el asco al amiguismo y el alejamiento de los intereses paralelos que desde los ochenta muchísimo daño le vienen haciendo a la poesía peruana. Que este recomendable ensayo sea entonces un punto de partida hacia trabajos que intenten brindar radiografías justas.
Editorial: Lustra Editores – Centro Cultural de España de Lima
Publicado en Siglo XXI

Sunday, October 11, 2009

DIETARIO VOLUBLE, de Enrique Vila - Matas

Semanas en las que me vengo recuperando de una caída…, desde más de dos metros de altura. Un día a la semana juego basketball, deporte en el que siempre he destacado. Me encontraba dando pases, en calma, aprovechando la buena ventaja que mi equipo llevaba en el puntaje. En una de esas, me harté de hacerme el huevón y corrí hacia el aro en pos de una buena canasta, alucinándome en las alturas la versión peruana del legendario Michael Jordan. Bueno fuera haber anotado (triste consuelo), pero no: mi mano derecha quedó atrapada en las mallas del aro, la presión del peso de mi cuerpo amenazaba con que el tablero venga sobre mí, entonces para desprenderme necesitaba de toda la fuerza posible, subí ambas piernas y con jalón hacia abajo me libré de las mallas. Obvio, caí como un costal de azúcar. Todo esto en menos de dos segundos, si demoraba más tiempo el desenlace pudo haber sido fatal.

El médico me ordenó descansar. Y como descansar es lo que más me gusta de la vida, opté no refutarle nada. De paso, cómo no, me desentendía por algunos días de mis reuniones con editores que no leen, de escritores que no escriben y de literatos que odian la literatura.
En mi cabecera muchos libros e innumerables películas en DVD. Así fue como leí DIETARIO VOLUBLE (2008), del escritor español Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948).
Sensación rara. Me había prometido no leer en mucho tiempo a este estupendo narrador. La razón: a lo mejor ciertas ganas por leer cosas distintas que no sean solo constantes referencias literarias. Motivo caprichoso, lo sé. Sin embargo, este libro, que no es ficción, ni ensayo, me gustó demasiado, el cual te transmite un inconmensurable amor por el placer de leer, por aprender cada día más y en especial por algo que hoy en día contadas veces se ve: coherencia literaria, intelectual y personal.
Dietario. Diario literario, para no hacernos problemas abordando varias potenciales definiciones. Escrito entre el 2005 y 2008. Vila-Matas en estado puro, reflexionando y dictaminando sobre la relación entre su vida y la literatura, que en su caso es prácticamente lo mismo. Letraherido miembro de la secta de los “lectores que escriben”, como Roberto Bolaño, Rodrigo Fresán, Claudio Magris…
Leía y apuntaba. El autor de PARÍS NO SE ACABA NUNCA ofreciendo una “escrita charla” magistral en más de doscientas páginas. No me dieron ganas de cerrar el libro, al punto que a propósito me demoraba en avanzar y en no pocos casos levantaba la mirada, presa del arrobamiento. Impresión del lector sobre todas las cosas, pero qué impresiones, cachetadas inmisericordes a todos los miembros de la Escuela del resentimiento.
En DV no existe el lugar común, “libro-nudo” en el que se entrelazan el pulso del novelista, la mirada del lector-crítico y la franqueza del que asume la literatura como un destino. Patadas plausibles a la sarta de mentirosos del mercado editorial; llamadas de atención a no cejar en la disciplina interior que todo artista debe privilegiar en lugar de andar buscando muchachas despistadas por el éxito literario; el diálogo del autor con las nuevas fuentes de la información, como las líneas dedicadas al muy buen blog El lamento de Portnoy; la búsqueda de hermanos literarios a distancia, del que sobresale el artífice de mundos paralelos Enrique Prochazka.
Para sorpresa de los ignorantes, el dietario no es un género nuevo. Subvalorado, sí. No existe hoy en día parcela de escritura más plástica que el dietario. Todos podemos escribir uno, llenarlo de nuestra experiencia, lectura y pensamiento, pero eso no quiere decir que estemos pergeñando una muestra literaria. La forma, como bien señalaba Roland Barthes, lo es todo. Es la forma lo que lleva toda creación a un nivel estético. En este sentido, este diario de vivencias y lecturas de Vila-Matas refulge como uno de los principales referentes de este género al que debemos prestarle más atención.
Editorial: Anagrama
Publicado en Siglo XXI

Saturday, October 03, 2009

LA NOCHE HUMANA, de Carlos Calderón Fajardo

Esta reseña la debí mandar al diario el año pasado. Sin embargo un fuerte problema de salud hizo que perdiera todos los archivos que venía trabajando. Pero las cosas pasan por algo, puesto que el presente texto será una reseña disfrazada de perfil sobre uno de los narradores latinoamericanos más importantes de la actualidad: el peruano Carlos Calderón Fajardo (Juliaca, 1946).

Recuerdo bien cuando lo leí por primera vez. Corría el 2001 y seguía cursos de adoctrinamiento marxista en la histórica Casa Museo José Carlos Mariátegui, lugarcito ubicado en el centro de Lima. Cierto sábado en la mañana, harto de las mentiras delatadas por la inconsecuencia de los izquierdistas, abandoné el “gran salón” ante la mirada estupefacta de los alumnos y la palmaria desazón del dizque intelectual que impartía la clase de la fecha. Como este lugarcito tenía una pequeña librería, me puse a revisar en sus anaqueles, de todos los lomos uno llamó mi atención: EL QUE PESTAÑEA MUERE. Compré y devoré ese magnífico libro de cuentos.
Por mucho tiempo creí que CCF era un seudónimo, puesto que ningún dato sobre él encontraba en las revistas y periódicos de la Hemeroteca Nacional. Sin embargo, en el segundo semestre del 2003 empecé a salir con una estudiante de Literatura de la Universidad Católica, como es obvio, entre las muchas consultas librescas que le hacía, le pregunté sobre la existencia de este escritor. Ella, a los días, me regala en versión fotocopiada de LA CONCIENCIA DEL LÍMITE ÚLTIMO. Una deliciosa novelita, heredera, en parte, del policial enigma inglés. A la semana de leerla, mientras chequeaba los estantes de la librería El Virrey, encontré otra novela del autor, pero esta había sido publicada justo el año que leí EQPM. Con la lectura de LA CONQUISTA DE LA PLENITUD no tuve la más mínima duda de que estaba ante un escritor de culto.
2006 podría ser el año bisagra, sus libros empiezan a editarse con frecuencia, los medios y la crítica le brindan espacios de promoción, y lo más importante para un autor, su nombre comienza a ser mentado por una nueva generación de lectores. Novelas como LA SEGUNDA VISITA DE WILLIAM BURROUGHS y EL HUEVO DE LA IGUANA nos confirmaron la fuerza de una voz narrativa en plena ebullición. En otras palabras: la coherencia interna del proyecto artístico, harto difícil de leer hoy en día debido a las mentiras publicitarias de las grandes editoriales que en muchos casos confunden a los lectores con novelastros dispuestos a alquilarse a la onda literaria del momento.
Solo he nombrado algunas publicaciones suyas. Ahora, LA NOCHE HUMANA es una de sus novelas que más me gustan, puesto que en ella, a mi parecer, se encuentran las vetas esenciales de su envidiable producción.
LNH está compuesta por las siguientes novelas breves: LA OREJA DEL EXTASIS, LOS MOVIMIENTOS DEL SILENCIO y VIDA INTERRUMPIDA. Las tres tratan sobre escritores y artistas, peruanos que vivieron los años dorados del exceso y el fulgor creativo en París, con saltos desde 1928 hasta fines de los setentas. Tenemos a Miluska Ginsburg, una peruana judía conocida como Milú, cuya presencia (y ausencia) alimenta los espíritus corrosivos de aquellos que encuentran en ella una suerte de vesánica dependencia, sin la cual es imposible comprender el “proyecto narrativo”, que navega como un subtexto, alentado en estas tres novelitas, por el que también podemos tener una metáfora de los bloqueos y acicates, reflejados en los que están dispuestos a perseverar en lo que se cree, sabiendo que bien librado no se saldrá. Es por ello que la configuración de los perfiles de personajes como Helva Huara, Anais Nin, César Vallejo, Gonzalo More, Julio Ramón Ribeyro y demás, son reales gracias a la mentira de la buena ficción, de aquella capaz de sumergirse en sensibilidades harto conocidas en pos de una nueva dimensión humana, la del descontrol de los demonios artísticos que hurgan en los senderos más oscuros del alma. No es gratuito que Calderón Fajardo las haya agrupado bajo la imagen de “la noche humana”.
En lo que va del año, Calderón Fajardo no deja de sorprendernos. La publicación de su ANTOLOGÍA ÍNTIMA y de su novela EL VIAJE QUE NUNCA TERMINA nos lleva a catalogarlo como un letraherido mayor, persistente y generoso, de quien muchos debemos aprender.
Editorial: COPÉ
Publicado en Siglo XXI