Saturday, February 13, 2010

LA REINA EN EL PALACIO DE LAS CORRIENTES DE AIRE, de Stieg Larsson

La lectura de los tomos de Millennium afianza aún más mi convicción en el legado del siglo de la novela: el XIX. Muy bien decía Arturo Pérez Reverte: “no puedes dedicarte a escribir novelas si no has leído a los narradores decimonónicos”. Cierto. Esta trilogía es una hija digna de las novelas de aventuras y el escritor sueco Stieg Larsson (1954 – 2004) un hijo aplicado de Alejandro Dumas.
Fue en un soleado sábado, del mes de noviembre del año pasado, que decidí comprarme en una la celebrada trilogía. Entré a la librería La casa verde y salí con tres ladrillos. Al llegar a casa me entregué a LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES. Más de 600 páginas que devoré –no exageró- en dos días, a razón de cuatro horas seguidas en las noches. Sin embargo, mandé todo a la mierda y me aboqué a terminar las dos novelas restantes. La razón: me quedé pegado a la cínica sociedad de los protagonistas: Mikael Blomkvist, periodista y socio de la revista Millennium, y la hacker Lisbeth Salander. Y claro, enamorado de Erika Berger, editora y socia de Millennium, y amante del trabajólico Blomkvist.
Con poco más de cien páginas más que la novela anterior, me sumergí en los recovecos del pasado de Salander en LA CHICA QUE SOÑABA CON UN BIDÓN DE GASOLINA Y UNA CERILLA. Nuevos personajes, algunos despreciables como el mafioso Alexander Zalachenko, otros idealistas como la abogada Annika Gianini. Salander retorna a Suecia luego de unas vacaciones de año y medio alrededor del mundo, costeadas gracias a un millonario robo electrónico a una multinacional; a la hacker se le acusa de tres asesinatos, los medios de comunicación emprenden contra ella una descomunal campaña de desprestigio (lesbiana, psicópata, satanista). Salander no le debe nada a nadie y no confía en el sistema sueco, ella sola busca cobrar venganza contra todos aquellos que desgraciaron su vida a los doce años.
Es imposible no tomarse un descanso. Lisbeth Salander, con una bala en la cabeza es llevada en helicóptero a un hospital, pero el peligro sigue latente ya que también es ingresado Zalachenko, que no descansará hasta verla muerta. LA REINA EN EL PALACIO DE LAS CORRIENTES DE AIRE es pues la más intensa de la trilogía. Sus 854 páginas contienen todo lo que un lector busca, hasta podría catalogarse como una novela total que, entre muchas cosas, disecciona las bases institucionales de la historia política sueca, puesto que no solo se limita a la persecución de una mujer cuyo secreto hará peligrar a una facción corrupta del servicio de inteligencia. LA REINA EN EL… es un río que se desborda, es también una agraciada muestra del poder de la ficción en cuanto a su mensaje crítico, ya que explora la cochinada escondida, debajo de la alfombra, del paraíso socialista.
Los puntos no resueltos en las dos primeras novelas encuentran en la tercera su confluencia. En este sentido Larsson no pecó de apurado, calibró bien las escenas, sus planos narrativos no pierden interés. En Larsson todo es real, no le dio oportunidad a la inverosimilitud, como pudo ocurrir en el combate “cuerpo a cuerpo” entre Salander, con su metro y medio de estatura, contra los más de dos metros del matón Ronald Niedermann.
Como en toda novela, esta no está libre de caídas. Pero poco o nada importan esas falencias, el lector permanece en tensión, atrapado por el inteligente argumento, hasta el final.
Se viene diciendo que Larsson dejó escrita la cuarta novela de la saga en la portátil de su pareja Eva Gabrielsson. Tengo toda la seguridad de que se trata de un ardid publicitario. La saga Millennium termina en esta tercera entrega. Mueren los que tienen que morir, se perdonan lo que tienen que perdonarse y se reencuentran los que siempre se quisieron. Para todo lector atento es obvio que Millennium no da para más.
Editorial: Destino
Publicado en Siglo XXI

Friday, February 05, 2010

DISCURSOS CONTRA LA BESTIA TRICÉFALA

DISCURSOS CONTRA LA BESTIA TRICÉFALA (2009) es un libro colectivo de Rodolfo Ybarra, Arturo Delgado Galimberti y Rafael Inocente. Tres escritores ajenos a las cuchipandas de la parrillada de egos del mundillo literario peruano.
La mejor manera de abordar la presente publicación es obviando su evidente tendencia política e ideológica, puesto que así se podrá disfrutar de su calidad literaria, que la tiene.
En primer lugar, tenemos los nueve artículos de Rodolfo Ybarra, que se nutren de las tradiciones del libelo y del anarquismo, de los que sobresalen tres sombras mayores: Alberto Hidalgo, Buenaventura Durruti y Mikhail Bakunin. Ybarra despliega inteligencia, humor y rabia. Aunque hubiera sido ideal que evite cierto evidente afán protagónico -es necesario dinamitar el ego cuando se escribe- y lo digo en directa referencia a “Alan García o el excremento”, socavado por una escena inverosímil: un niño Ybarra corriendo por las calles hasta tropezar con el entonces joven diputado García, a quien se le caen sus fólderes y hojas membretadas, este recuerdo despierta la cólera del adulto Ybarra, que se arrepiente por no haberle propinado al menos una patada cuando lo tuvo cerca. El innecesario efectismo atentó contra lo que pudo ser un gran artículo de antología. No obstante, lo mejor lo encontramos en los muy recomendables “El izquierdista de salón”, “El intelectualoide en estado de reposo”, “El político cleptócrata” y “La poetisa ridícula”.
Seguimos avanzando en la lectura y nos topamos con “El foro” de Arturo Delgado Galimberti, que nos muestra por medio un relato híbrido una discusión desarrollada en el ciberespacio, en torno a un posible modo de vida en el que no exista la propiedad privada. Su narración por momentos nos remite a los mejores pasajes de las novelas de conspiración y espionaje, en las que sus actuantes se valen de falsas identidades para idear sus planes. Me queda claro pues que la riqueza de “El foro” yace en su espíritu novelesco, y no en su forzado hálito ensayístico.
Y finalmente, los cuentos “No todas van al paraíso”, “Reggaetón en Lima” y “Una ensalada de frutas”, de Rafael Inocente. Para los que ya hemos leído su valiosa novela LA CIUDAD DE LOS CULPABLES, comprobamos pues que Inocente no tiene nada que envidiar a los narradores más “rankeados” de su generación. Inocente es un escritor de raza: tiene la rabia, la locura y los demonios, y claro, muchas lecturas acumuladas. Sus deliciosos personajes y logradas descripciones, por ejemplo, son axiomáticas muestras de su oficio narrativo. Sin embargo, en Inocente vemos un peligro: sus cuentos, al igual que en su saludada novela, tambalean solos, debido al patente mensaje ideológico que a la fuerza les impregna. Sería una lástima que el Inocente ideológico termine asesinando al potencial escritor de ficciones que es.
En síntesis: DICURSOS CONTRA LA BESTIA TRICÉFALA es un libro más que interesante, su lectura no pocas veces resulta gratificante.
Editorial: Hipocampo Editores
Publicado en Siglo XXI

Tuesday, January 12, 2010

DIARIO DE UN LIBERTINO, de Rubem Fonseca

Leer al brasileño Rubem Fonseca produce adicción. No importa si te topas con títulos menores, siempre sales satisfecho, y con ganas de más.

Fonseca es un escritor de raza, de sangre, sus páginas denotan conciencia de oficio. Prueba de ello es DIARIO DE UN LIBERTINO.
Rufus, el protagonista, es un escritor que aún no puede superar el éxito de su primera novela. Sus últimos libros no han gozado del reconocimiento esperado, en otras palabras: Rufus vive del pasado y necesita cuanto antes de un renacimiento literario.
Para él, las cosas deben de cambiar, tiene que escribir una novela de largo aliento, una de aprendizaje que le devuelva la fama y el prestigio. Para ello, necesita calentar la mano, prepararla para las largas horas que dedicará a su nuevo proyecto. Decide entonces empezar un diario, con el que intentará ser lo más honesto posible y, si se puede, plasmar en él algunos apuntes para su “Bildungsroman”.
Rufus lo cuenta todo, sin pudor alguno, sus miserias humanas las muestra sin atavíos. De paso, el diario le sirve para fugaces reflexiones sobre el acto de escribir (las constante citas de escritores tienen una función dentro del corpus narrativo).
Sin ser muy agraciado, Rufus es un incorregible mujeriego, un hormonal que despierta lúbricas pasiones en las mujeres. De todas sus conquistas destacan Virna y Clorinda, madre e hija respectivamente, con las que lleva sendas relaciones condimentadas con sexo salvaje y harta ternura. El resultado de este trío pasional: Rufus es acusado de violación poco después que ellas se enteran que ha estado acostándose con las dos.
Fonseca, como puede suponerse de lo consignado hasta aquí, no ha escrito una novela policial, género que le ha valido ser considerado un maestro; sin embargo, la novela tiene ribetes del mismo y también, gracias a la plasticidad del diario, mucho de diálogo metaliterario por el que da cuenta de los inexplicables procesos de la ficción, ofreciendo de paso homenajes, como cuando su protagonista recurre al síndrome Zuckerman, en patente guiño a Philip Roth.
Rufus es un “Detective salvaje”, pero con obra. Un letraherido que desea recobrar la escritura sistemática, pero que a la vez, en teoría, no avanza ni una sola línea, aunque paradójicamente llena las páginas de un diario en una suerte de poética de “escribir sin escribir”.
No sé si Fonseca se propuso dar una lección ética con esta novela menor, imagino que no; pero DIARIO DE UN LIBERTINO fácilmente podría ser una metáfora del acto creativo como fin, no como un medio para fines frívolos. Acto creativo –ciñéndonos en este caso a la escritura literaria- en el que solo vale dejarse llevar por el instinto, la locura, la sensualidad y el riesgo, que legitiman todo proyecto llevado con convicción.
Editorial: Norma
Publicado en Siglo XXI

Sunday, January 03, 2010

EL VIAJE QUE NUNCA TERMINA, de Carlos Calderón Fajardo

A lo largo de su envidiable trayectoria, el narrador peruano Carlos Calderón Fajardo (Puno, 1946) ha incursionado en distintos tópicos narrativos, destacando prácticamente en todos. Prueba de ello es la novela breve EL VIAJE QUE NUNCA TERMINA (LA VERDADERA HISTORIA DE SARAH ELLEN), publicada en principio en 1993, siendo la presente edición a comentar la definitiva.
¿De qué va esta novela? Pues de uno de los tópicos literarios que viene siendo abordado por una inacabable gama de escritores alrededor del mundo: el vampirismo. En muchos casos esta tendencia es desarrollada con mucha irresponsabilidad, sin conocer la rica tradición del vampirismo, de lo gótico, lo que conlleva a que leamos relatos que adolecen de nervio y fuerza y por ende a forjarnos dudas razonables de que la apuesta por esta clase de libros obedece más a factores comerciales que a una conciencia ética creativa.
Hay que saber presionar las teclas adecuadas, basta una sola palabra demás como para que cualquier relato pierda su fuerza. En otras palabras: hay que tener oficio para hacerlo, y destreza narrativa es lo que precisamente se observa en esta deliciosa novelita de Calderón Fajardo, quien saca partido de un popular mito peruano: el de Sarah Ellen, una inglesa enterrada en 1917 en un cementerio de Pisco, ubicado a 100 kilómetros al sur de la capital Lima. Demasiadas historias se han tejido alrededor de esta mujer, “venerada como una vampira considerada como una santa que hace milagros”.
El autor no es ajeno a su ética creativa, rastreable en casi toda su producción: la del narrador que cuenta: “Voy a tratar de contar la verdadera historia de Sarah Ellen. Estoy en una cama, en un hotel de Pisco de dos estrellas…”
Entonces lo que tenemos es una suculenta especulación que nos remonta a los posibles motivos que generaron el mito de la santa, como el apego de Ellen en su Inglaterra natal por las novelas góticas, resaltando su preferencia por las de Bram Stocker; también por su sensibilidad artística que la convierte en una más que aceptable pianista. Ellen posee un alma pautada por los ideales que parten de su niñez, es por ello que se aferra al vampirismo, en una suerte de resistencia ante los embates de la modernidad que corroen los sueños de los seres humanos. John P. Roberts es el esposo de la falsa vampiro y entiende la inconformidad de su mujer. El matrimonio decide irse de Halifax hacia lugares exóticos, para salvaguardarse de las posibles manifestaciones violentas puesto que comienza a correrse el rumor entre los habitantes de que Sarah Ellen es quien dice ser: una vampiro.
A partir de entonces huyen en un barco llamado Estrella del mar, y nos topamos con el tercer protagonista de la novela: el capitán Diego Álvarez. Navegan hacia América y las desventuras empiezan a sucederse: los tripulantes mueren, el cólera se apodera de la embarcación, ningún puerto los quiere recibir…
EL VIAJE QUE NUNCA TERMINA es un canto a las novelas de aventuras. La narración es envolvente, el autor sabe distribuir bien sus recursos narrativos en pos de no perder la atención del lector. Este quizá sea el libro en el que CCF ha privilegiado, ante todo, la historia, lo que ha llevado a esta logradísima especulación sobre los orígenes del mito de Sarah Ellen a ser un libro a la fecha agotado.
Editorial: Altazor
Publicado en Siglo XXI